El poeta sin navaja

Debo confesar mi verdad, no siempre fui fan de Roger Federer. El suizo no me gustaba en sus primeros años cuando opacaba su tenis con rabietas, raquetas rotas y una actitud de divo. Sus primeros tres años en el circuito fueron pobres de títulos y de posiciones de ranking, luego una tragedia personal lo ayudo a dimensionar las cosas debidamente. En ese 2001 el suizo gano su primer título, tenia veinte años. En 2002 llegaron más máster y luego en 2003 llego su primer Grand Slam. La consagración en el pasto de Wimbledon le dio la fortaleza psicológica que su tenis necesitaba. A partir de allí se hizo imparable y a mí me resulto por un buen tiempo insoportable. Federer era imbatible, impasible y perfecto. Pero luego en el circuito apareció Rafael Nadal, el zurdo español jugaba un tenis defensivo basado en la inercia. Para Federer se torno indescifrable y en el 2008 perdió el trono. Su tenis se volvió menos efectivo y su reinado fue puesto en jaque por una nueva camada de jugadores. El suizo parecía haber perdido la magia. Al verlo en jaque muchos se pusieron a alentar a Nadal, yo me hice más fan del Suizo. Soy fanático acérrimo de Federer desde el 2007, la paliza que le propino Nadal en la final de Roland Garros y la sufrida victoria en Wimbledon expusieron dos aspectos del tenista más ganador de la historia. El primero es que le quedaba pasta para rato, el segundo es que su estilo Australiano de tenis antiguo no iba a cambiar al margen de que las antiguas y dulces victorias ahora fuesen amargas derrotas.
El 2008 fue un año fatídico, por primera vez en tres años no llego a las cuatro finales de Grand Slam, perdió las finales de Roland Garros y su reinado en Wimbledon. En los juego olímpicos de Shanghái le cedió su número uno al ya consolidado Rafael Nadal. Luego de esto sufrió una mononucleosis que lo dejo de cama por un mes. Llego al US Open con una prognosis pésima. El sorteo lo favoreció y todos pensaron que la final iba a demostrar que el suizo estaba acabado. El Escocés Andy Murray se presentaba como un maestro de ese Tenis defensivo que a Federer tanto le cuesta vencer. El británico era más joven, tenia muchísimo talento y todos daban por sentado que el partido iba a ser un trámite. No se equivocaron, el partido fue un trámite para el gran Roger que demolió a Murray en una clase de agresividad, velocidad y Finura. La imagen besando la copa en Flushing Meadows se quedo de fondo de pantalla por unos cuantos días. El 2009 trajo la lesión de Nadal y a un Federer que alcanzo el record de Grand Slams de Sampras en Roland Garros y lo paso en Wimbledon. Su juego en tierra batida mejoro en sobremanera y desarrollo un drop que mordía el polvo y volvía hacia la red. Su tenis voló y trajo alegría en forma de poesía en movimiento. El tenis de Federer es una clase gratis de Física y Anatomía. No hay movimientos artificiales, todo es natural y sincronizado. La muñeca se dobla lo justo y necesario, el brazo es soltado a la altura y la posición perfecta. Gane o pierda Federer deja perlitas en el partido. Este 2010 su mayor cantidad de lujos fueron vistos en derrotas. Al margen de comenzar el año enchufadisimo en Australia, luego perdió su fuego. Partidos que antes ganaba ahora los perdía fácilmente. Hoy estuvo a punto de perder y Gano. Hace más de cinco meses que no pasaba esto, su juego fue defectuoso pero invento sobre la marcha y saco adelante un partido dificilísimo.
Su difícil 2010 lo hizo volver a trabajar con un coach. Confió en Paul Annacone, quien supo sacar lo mejor de Sampras. El periodo con Annacone será en principio de tres meses y estará a prueba. Hoy al coach se lo vio nervioso al costado de la cancha, pero convencido de que está entrenando al mejor de la historia. Un masters no es el mejor momento para empezar con un pupilo ya que los tiempos son cortos y las exigencias violentas. Mañana Federer jugara la Semifinal Contra Novak Djokovic y si el resultado es positivo el domingo habrá final. Roger tendrá en Djokovic a un rival con el que siempre ha tenido problemas y deberá mejorar mucho su revés el cual hoy fue extremadamente defectuoso. Si hay alguien quien puede mejorar su Tenis es Federer; su constante evolución y fabricación de tiros durante el partido nos da una pista sobre el funcionamiento del cerebro humano. Desde que en 1990 se declaro en Estados Unidos la década del cerebro, se han formulado innumerables versiones sobre el funcionamiento del órgano más misterios de nuestro cuerpo. Estas versiones surgen de dos modelos que tienen el mismo origen pero se diferencian en intensidad. La teoría modularista indica que hay funciones mentales innatas (habla, observación) y otras funciones adquiridas. Las funciones mentales innatas son llamadas módulos, son de dominio específico y no entran en el campo de la consciencia. Lo que no es modular se presenta en muchísimas de nuestras acciones, la práctica de deportes no es modular ya que es una actividad interdominio en la cual intervienen muchas variables. Las funciones mentales que aplican a la práctica de un deporte son raramente modulares.
La teoría de los módulos mentales hizo roncha y creó una nueva escuela, llamada la nueva síntesis. La nueva síntesis sostiene que el cerebro humano se nutre de la evolución y solo funciona de forma ad-hoc. El cerebro es como una navaja suiza de la cual uno saca una utilidad y la aplica a la actividad necesaria. El tenis de Roger Federer es una refutación constante a esta teoría, si todos tuviésemos un modulo para jugar al tenis la grandeza del Suizo no existiría. La poesía expresada en sus drops se desvanecería en la repetición, la lirica de sus passing shots se convertiría en una mímica de lo mundando, la música de sus saques con efecto quedaría en el olvido de lo repetitivo. Esto no pasa porque el cerebro no es una navaja suiza, nuestras capacidades son mixtas, hay cosas con las que se nace y cosas que se hacen. Federer tiene un talento innato para el tenis, pero también tiene un oído para escuchar y una dedicación para aprender y mejorar cada día mas su tenis de museo, su práctica de clínica. Es por eso que Roger es el poeta sin navaja, el pintor con raqueta que con cada uno de sus golpes hace de este mu